Cuadros de tramas I: Retratos.


Simo. Óleo sobre contrachapado. 92 x 65 cm.

Paco. Óleo sobre algodón. 92 x 65 cm.


Leire I. Óleo sobre contrachapado. 92 x 65 cm.
Obra ganadora de la beca de la fundación Güell 2001.
Colección de la Fundación Güell (Barcelona).

Siscu. Óleo sobre contrachapado. 92 x 65 cm.

Estas pinturas, que suelo denominar coloquialmente “los cuadros de tramas” constituyen quizá, por ausencia de referencias externas (al menos conscientes), la obra más original que he desarrollado hasta ahora. Iba a decir “personal”, pero no es la palabra exacta (de hecho mis fricciones con estas obras, cuando se producen, van en esa dirección). Cuando digo original me refiero a que a la hora de desarrollarlas no tuve ningún artista o movimiento en mente, puesto que sus únicos referentes serían, en tal caso, mis propias obras anteriores que se venían desarrollando en una exploración de diferentes estilos tanto en la vertiente abstracta como en la figurativa. Lo que hice aquí fue destilar, con curiosidad y con un cierto sentido de “a ver qué pasa”, una síntesis de diferentes aspectos de obras anteriores de manera que pudieran ofrecer algo nuevo que no se encontraba en ninguna de ellas.

La premisa básica fue volver a pintar figuración, pero con los medios y dejes estilísticos (pictóricamente más esenciales) con los que estaba trabajando en la abstracción. Así pues, lo que hice fue cruzar lo que estaba haciendo en los últimos grabados con lo que estaba pintando en mis últimos cuadros. Pero además de esto podemos encontrar también dejes de éstos cuadritos y éstos otros, menos importantes pero sin los que posiblemente tampoco hubiera llegado hasta este punto. La síntesis fue muy interesante ya que combinaba abstracción y figuración añadiendo además un efecto óptico, puesto que estos cuadros vistos de cerca son completamente abstractos, y es a medida que nos alejamos de ellos que va apareciendo de manera cada vez más nítida la imagen fotográfica en la que se basa el cuadro. Precisamente por esto los cuadros siempre pierden parte de su naturaleza al fotografiarlos ya que la fotografía retrata un único punto de vista, y la contemplación plena de estas obras requiere de un espectador que pueda desplazarse acercándose y alejándose de modo que varíe su punto de vista.

Recuerdo que la primera vez que los colgué un compañero los definió como “impresionismo pixelado”, una definición que me pareció muy graciosa, lo de pixelado le daba un matiz de contemporaneidad, pero bastante inexacta, por aquella época (verano de 2001) yo no sabía ni encender el ordenador, la informática influyó bastante poco en este desarrollo pictórico, y lo digo porque más de uno me hizo esa referencia en aquel momento. Y para ver de dónde han salido estas obras y sintetizar paso a paso el desarrollo de mi trabajo, linko los principales pasos de una evolución estilística que tardó dos años en llegar a este punto:

Paso 1.
(Me salto algunas obras reincidentes en los pasos 2-3 y 6-8)

 Para acabar, tan sólo comentar que la primera obrita en este estilo fue Leire I. La foto no es de una gran calidad puesto que no lo he podido volver a fotografiar,  pero creo que es suficiente para el